La obesidad dificulta el diagnóstico de las enfermedades cardiovasculares

La obesidad dificulta el diagnóstico de las enfermedades cardiovasculares

Un factor común que tiene al menos la mitad de los pacientes que llegan a una consulta de cardiología es que acumulan niveles de grasa por encima de lo recomendado, pudiendo entrar entre los diversos grados de obesidad.

Así lo afirmó el doctor Francisco López-Jiménez, director de cardiología preventiva en la Clínica Mayo de Minnesota, que «la obesidad afecta prácticamente todas las pruebas diagnósticas que se usan en cardiología, sesga las lecturas y genera un subdiagnóstico o un sobrediagnóstico”.

El vínculo entre obesidad y padecimientos cardiovasculares no es ninguna novedad. Hay una relación incuestionable entre la obesidad y las enfermedades cardiovasculares y la relación es causal, es decir, la obesidad causa las enfermedades cardiovasculares, no solamente están asociadas. Esto se debe a la manera compleja como se entrelazan, ya que la obesidad causa diabetes, hipertensión o alteraciones de colesterol cuando la grasa visceral se almacena en los intestinos, hígado o cerca del corazón, alterando el funcionamiento normal del mismo.

El doctor remarcó que las enfermedades cardiovasculares son prevenibles en un 70 % de los casos. Un paciente con obesidad tiene dificultad para un diagnóstico efectivo, la capacidad de la prueba ya no es tan exacta, arrojando falsos negativos, ya que el panículo adiposo, esa capa de grasa debajo de la piel, funciona como un filtro, haciendo que las señales del corazón lleguen atenuadas en pruebas tales como electrocardiogramas, tomografías computarizadas, imágenes por resonancia magnética y ecocardiogramas», comentó López-Jiménez.

Ajustar la dosis correcta de medicinas a un paciente obeso con afección cardiaca es más complicado porque “hay medicamentos que se disuelven en la grasa y el nivel de medicamento en la sangre va a ser menor del esperado porque se diluyó”. Asimismo, puede surtir un efecto contrario y “las medicinas puede que no tengan el nivel adecuado y no causen el efecto esperado, ya sea muy bajo o demasiado alto”.

Del mismo modo, las intervenciones procedimentales como la colocación de stents en la pierna o la cirugía cardíaca pueden ser más difíciles de realizar en pacientes con obesidad significativa y pueden conllevar más complicaciones, como un mayor riesgo de infección en la zona de la herida.

Vigilar la grasa en la cintura

“Es importante definir con precisión el nivel de obesidad de una persona. El índice de masa corporal (una medida de la grasa corporal que considera la estatura y el peso) se ha usado por mucho tiempo para definir la gravedad de la obesidad”.

“Pero, las personas con cantidad significativa de músculo tienen un índice de masa corporal alto. Las personas con poca masa muscular y más grasa en el área de la cintura podrían registrar un índice de masa corporal bajo, pero tener obesidad con peso normal. Las mediciones tales como el índice cintura-cadera y la circunferencia de la cintura proporcionan una evaluación mucho más precisa del riesgo cardiovascular”.

Ejercicios y obesidad

López-Jiménez comentó sobre el círculo vicioso que plantean los pacientes obesos, ya que las propias condiciones de su cuerpo no los sostienen durante una rutina diaria de ejercicios y la falta de deporte y actividad física contribuye al incremento de la masa corporal.

Acciones tan simples como moverse de un punto a otro, caminar o subir las escaleras pueden ser actividades fatigantes para quienes se cobijaron bajo la sombra del sedentarismo. Una persona en sobrepeso, particularmente los de obesidad mórbida o muy avanzada, suelen tener problemas de rodillas o de cadera fruto de la propia obesidad que le hace muy difícil la movilidad. Otro elemento es la falta de aire al hacer ejercicio, que podría ser una señal de alarma de algún padecimiento cardiovascular.

Un tercer inconveniente es que cuando a un paciente se le recomienda una dieta baja en calorías, sin grasas saturadas y con menos sal, algunos se rehúsan a cumplir, manteniendo la ingesta de alimentos poco saludables. Además, algunos betabloqueadores, de los medicamentos más recomendados para tratamientos del corazón, pueden hacer que las personas suban entre 6 y 11 libras en seis meses, cantidad que se multiplica con el paso de los años.

Sobre las intervenciones quirúrgicas, como cirugías bariátricas, López-Jiménez aclaró que “pueden ser seguras siempre que el paciente esté controlado”. Los programas estándar para la pérdida de peso involucran a un equipo multidisciplinario compuesto por cardiólogo, endocrinólogo, fisioterapeuta, a un dietista y, a veces, a un psicólogo. «El paciente necesita saber que su médico puede ayudarle a bajar de peso. De forma general, las soluciones para la pérdida de peso se reducen a encontrar el tratamiento adecuado para el paciente», concluyó el médico.

Foto: Fuente externa.

Redacción

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